La historia del hijo de Evo Morales que nunca existió… ¿o sí?

Por Maibort Petit
@maibortpetit
Un bombazo periodístico desató una historia que nada tiene que envidiarle al mejor de los melodramas. Un decir y desdecir permanente sobre la existencia de un menor, hijo del presidente boliviano, Evo Morales, y Gabriela Zapata una “empresaria” de la nación suramericana que ha terminado figurando como toda una estafadora. Pero detrás de esta comedia barata se oculta una historia de tráfico de influencias y manejo abusivo del poder.
Tal vez pretendiendo armar una historia inspirada en el libro “Carta a un hijo que no llegó a nacer” con el que en 1975 la periodista y escritora italiana, Oriana Fallaci, abordó el tema de la maternidad, el presidente de Bolivia, Evo Morales y Gabriela Zapata Montaño, iniciaron una historia rocambolesca devenida en comedia barata que, a o no ser por las implicaciones políticas y sociales que tiene para la nación manejada al antojo del mandatario suramericano, sería francamente risible por lo absurda que es a todas luces.

Lo cierto es que ni el argumento de las telenovelas más rancias que se exhiben en la televisión latinoamericana resulta ser tan enrevesado ni difícil de comprender, como el protagonizado por Morales y Zapata en horario “todo público”. Ya quisiera Delia Fiallo haber tenido a su disposición semejante material para contar una de sus famosas historias de niños extraviados que terminan de sirvientes en casa del rico del melodrama a quien desplaza para tomar posesión de todos los bienes que, por herencia sanguínea le pertenecen.

Pero la realidad supera la ficción por truculenta y porque detrás de ella se esconden intereses e intenciones, al parecer, non sanctas que van más allá del mero deseo de cumplir el sueño de paternidad y darle prolongación al apellido de aquel por el que se siente tanto amor.
En esta ocasión no es Fiallo quien toma la pluma sino el periodista Carlos Valverde, quien comienza escribir las retorcidas líneas de esta insólita historia.

Romances revelados, hijos ocultos, muertes y hasta resucitaciones, además, como nota de color, trasfondos de corrupción e intereses económicos que nunca pueden faltar en toda historia que se precie de insólita e impactante.

¿Quién es Evo Morales Ayma?

De Juan Evo Morales Ayma lo sabemos todo —o casi todo, pues antes ignorábamos sus historias de amor y quién sabe qué otras cosas nos tenga deparadas— el mandatario boliviano de 57 años de edad, nacido en la localidad de Orinoca perteneciente al departamento de Oruro. Un sindicalista cocalero, dirigente indígena aymara, líder del partido Movimiento al Socialismo, MAS, que en 2006 se convirtió en el sexagésimo quinto presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Un populista que al igual que el clan de jefes de estado de izquierda de América Latina, ha hecho de la manipulación del necesitado pueblo de la nación suramericana, su estrategia para mantenerse en el poder.

Pero, ¿quién es Gabriela Zapata Montaño? 

Su nombre completo es Geraldine Gabriela Zapata Montaño, nacida en La Paz, Bolivia el 18 de abril de 1986, es decir, que se encuentra a punto de cumplir 31 años y exhibe, a pesar de su corta edad, una “exitosa carrera” como empresaria, o por lo menos eso es lo que parece.
Según reseña de EjuTV en la red social Facebook ha expresado su simpatía con el proceso político que dirige Morales.
Ha ocupado puestos de alta gerencia en firmas internacionales habiendo sido su última posición la gerencia comercial de la empresa china CAMC, la cual desarrolla importantes proyectos en Bolivia.

Junto al empresario Sigfredo Antelo Suárez, Gabriela Zapata conformó la compañía Consilium SRL con un capital total de 800.000 bolivianos. La arquitectura y la ingeniería son el objeto de acción de esta empresa dedicada especialmente a la construcción en hormigón y consultorías, domiciliada en la localidad de Santa Cruz.

También, según información dada por ella misma en 2015, constituyó con un grupo de empresarios, la fundación For Life, dedicada según sus palabras, a desarrollar proyectos humanitarios, principalmente la ayuda a niños con cáncer.

EjuTV refiere que en 2014, Zapata dio a conocer a una publicación de Sociales-VIP, que con la empresa Consilium llevaba a cabo “trabajos con empresas especializadas en el desarrollo minero de logística y transporte para el Mutún, con dos puertos, el primero en Tamarinero y el segundo en Puerto Bush; que serán dotados de un sistema estratégico de aprovechamiento del hierro. En 2013, Gabriela ejerció la representación legal de la empresa internacional Telemenia, que entonces tenía uno de los proyectos más ambiciosos de energía renovable en el país”.

El bombazo

Hasta aquí todo no parecería más que un capítulo de novela folletinesca, un poco escandaloso, por la naturaleza de unos de sus protagonistas pero, total, corazón tiene todo el mundo y no existiría problemas alguno con que Evo Morales mantuviera una relación amorosa con Gabriela Zapata. Se trataría de un asunto de su vida privada y de poca incumbencia para la colectividad.

Pero, el 3 de febrero de 2016 el periodista boliviano, Carlos Valverde, reveló en su programa “Todo por hoy”, que se difunde por Activa Tv en Santa Cruz, que el presidente Morales tenía un hijo con Gabriela Zapata y como prueba mostró un certificado de nacimiento de Ernesto Fidel Morales Zapata. El pequeño habría nacido el 30 de abril de 2007 en la ciudad de La Paz. Fue inscrito el 18 de junio del mismo año.

Hasta aquí tampoco habría problema alguno. Tener un hijo lejos está de ser un hecho reprochable, todo lo contrario la humanidad entera celebra esto como una bendición.

Lo malo venía después de este anuncio, cuando Valverde denunció tráfico de influencias, pues según el periodista, la mano de Evo Morales fue determinante para que Zapata se hiciera cargo de los negocios más grandes que se desarrollan en Bolivia a través de la empresa china CAMC donde fue nombrada gerente comercial por “recomendación” del mandatario.

Evo Morales negó esto así como que hubiera favorecido a la empresa china que, según Carlos Valverde, mantiene contratos con el estado por más de US$500 millones. En tal sentido, el presidente boliviano aseguró que su gobierno “rompió un contrato con la empresa por incumplimiento y ejecutó una boleta de garantía por al menos US$50 millones”. Esta contratación era para la construcción de un tren eléctrico.

Lo cierto es que este tubazo periodístico salió a la luz apenas 18 días antes de que se celebrara el referendo convocado para consultar la reforma constitucional que permitiría la cuarta reelección presidencial y, al parecer influyó de tal manera, que terminó convertido en la primera derrota electoral de Evo Morales. 

El 5 de febrero de 2016, el presidente Morales no tuvo más remedio que dar la cara ante el país para confirmar su relación sentimental con Zapata con quien tuvo un hijo que, como expresó, “lamentablemente falleció”.

Explicó en esa oportunidad que “a Gabriela la conocí el 2005, la verdad es que era mi pareja. El 2007 tuvimos un bebé y lamentablemente, por nuestra mala suerte, falleció. Tuvimos algunos problemas y a partir de ese momento nos distanciamos.  Ya pasaron como 10 años y no puedo entender que algunos usen eso con fines netamente políticos”.

Aseguró Morales en esa oportunidad: “Yo no sabía dónde andaba la señora (Zapata), esta mañana (el viernes) traté de averiguar qué era de su vida y me dijeron que se había casado, (es) su derecho; perdí todo (contacto)  a partir de 2007”. 
Pero esto no habría sido del todo cierto, pues las redes sociales dieron a conocer, a los pocos minutos, una fotografía de 2014  (otras reseñas hablan de 2015) en la que Morales aparece abrazado con Zapata en el carnaval de Oruro. 

La insólita justificación de Morales fue que se habría sacado la fotografía  con la mujer como lo hace con mucha gente, pero admitió que le vio “cara conocida”. 

Se dijo, incluso que Morales y Zapata habrían apadrinado en 2014 a la hija de Cristina Choque Espinoza, ex-viceministra de Igualdad de Oportunidades en el gobierno del MAS y exjefa de la Unidad de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia. Supuestamente Choque desmintió este rumor.

No obstante, Cristina Choque fue detenida el 29 de febrero de 2016, en virtud de que Gabriela Zapata usaba la oficina de la funcionaria pública para hacer sus negocios. 

Guerra sucia, según Morales

Recurriendo a la vieja táctica de acusar al mensajero, Evo Morales, enfiló contra Carlos Valverde y lo señaló de formar parte de una guerra sucia brutal y sin escrúpulos que la oposición a su gestión había desencadenado con la intención de afectar la campaña por el referendo sobre la reelección presidencial.

Ya la Agencia Boliviana de Información (ABI), había señalado poco antes que Valverde fue jefe de la inteligencia boliviana entre 1989 y 1993, antes de convertirse en periodista.

“No puedo entender que algunas personas usen eso con fines netamente políticos (…) Ahora quisiera ver organizaciones defensoras de la mujer, de la niñez si dicen algo. Claro, como se trata de Evo no va a haber ni el Defensor del Pueblo, ni va a ver la Asamblea Permanente de Derechos Humanos”.

El mandatario boliviano dijo que había decidido no formalizar ninguna relación sentimental para no dar oportunidad a la oposición a llevar a cabo acciones cobardes para desacreditarlo por esa vía. Se justificó por no haber dado a conocer la existencia de su hijo con Zapata: “Lamento mucho tratar este tema, siento que es un tema de carácter personal, familiar, privado, pero con la característica que tengo, no tengo nada que mentir ante el pueblo boliviano”.

El niño no murió… ¿o sí murió?

El teleculebrón habría comenzado con bríos, pues para el 26 de febrero, Gabriela Zapata fue aprehendida al habérsele acusado de legitimación de ganancias ilícitas y uso indebido de influencias.

En el capítulo del 27 de febrero figuró Pilar Guzmán, al parecer tía de Zapata, afirmando que el niño no estaba muerto. “La verdad es que ese niño no ha muerto, ese niño vive, yo lo tuve en mis brazos. Ahora tiene ocho o nueve años y vive en La Paz”.

Desde el gobierno de Evo Morales entonces emplazan a Gabriela Zapata a presentar el niño ante un juez para corroborar su existencia, lo cual nunca ocurre.

Morales reiteró que a él le informaron en 2007 que el bebé había enfermado y había muerto. Pero ante los señalamientos que para entonces se hacían acerca del menor, el presidente Morales pide verlo. “Le pido a la familia de Zapata que me lo traiga, tengo derecho de verlo y cuidarlo”.

El 17 de marzo de 2016, Gabriela afirmó categóricamente que el niño vivía pero se negó a dar su paradero por motivos de seguridad.

Para esa misma fecha Zapata envió una comunicación al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bolivia, Denis Racicot, denunciando que su vida corría peligro y conminándolo a hacerle seguimiento a su caso. Le refiere que se le impide el derecho a la legítima defensa a las acusaciones que desde el gobierno boliviano se hacen en su contra y las cuales calificó de absolutamente falsas.

En la misiva al funcionario de la ONU, Zapata refirió que mientras Evo Morales pidió a los tribunales manejar el caso como reservado para impedirle a ella dar a conocer la verdad, desde el ejecutivo boliviano emiten todo tipo de informaciones sobre el menor. “Esto ha llegado al colmo cuando han afirmado que el niño está muerto y que yo habría presentado un certificado de nacimiento falso, me han llamado mentirosa, extorsionadora, y para colmo el Fiscal públicamente me ha condenado”.

Agregó: “Acá se trata de la vida de mi hijo, de su nombre y su existencia que está siendo cuestionada, no quiero imaginar con qué fines”.

El mandatario entonces interpuso una demanda exigiendo le presenten al pequeño en un plazo cinco días. La respuesta de Pilar Guzmán fue que solamente lo haría ante medios internacionales en las próximas horas. Tampoco ocurrió.

Morales inició un proceso judicial contra Zapata a quien acusó por presunta violencia psicológica a su hijo, pero el 6 de mayo la jueza, Jacqueline Rada, declaró improbada la demanda debido a la “inexistencia física comprobada del niño”.

Entonces el presidente Morales presentó una nueva demanda contra su ex-mujer, sus abogados y Guzmán por presunta trata y tráfico de personas y otros delitos que se habrían cometido en el intento de demostrar la existencia del niño.

Pero para el 17 de marzo de 2016, Guzmán fue aprehendida por orden de la comisión de fiscales que investiga a Gabriela Zapata. Antes las autoridades, quien hasta ese momento había apoyado y defendido la versión de la exmujer de Evo Morales, dijo que había sido “presionada” para hacer las afirmaciones que había hecho. Precisó que Zapata utilizó fotografías obtenidas de internet para sostener su aseveración. “Ella me pidió que yo saliera a la prensa señalando de que la vi embarazada y que habría cargado al niño (…) Me dijo que tenía que declarar que yo había conocido al niño, que lo había alzado y (que Zapata) había estado embarazada”.

Se conoció para ese entonces que en realidad Pilar Guzmán no tiene nexo consanguíneo con Gabriela Zapata. 

Y es que, el día antes de emitir Zapata esta comunicación a la ONU, el Fiscal General del Estado, Ramiro Guerrero, afirmó que el hijo de Morales y Zapata sencillamente no existía. Precisó que el certificado de nacimiento es falso, además de asegurar que Zapata nunca estuvo internada en el Hospital de la Mujer.

Zapata, incluso dijo que estuvo embarazada de Evo Morales en dos oportunidades, una en 2005, anterior al supuesto nacimiento de Ernesto Fidel quien, como se ha dicho hasta ahora, habría venido al mundo en 2007.

Luego se produjo una larga cadena de afirmaciones y negaciones, en la que el propio denunciante, el periodista Carlos Valverde, terminó sosteniendo que luego de haber realizado una serie de averiguaciones, el menor no existía. 

También el abogado, Eduardo León, detenido junto con Pilar Guzmán y Willians Sánchez, otro de los defensores de la exmujer de Morales, terminó sosteniendo que Gabriela Zapata no necesitaba de representación legal sino de un psicólogo o un siquiatra, al tiempo que sostuvo que Zapata y Walter Zuleta fueron amantes . Zuleta formó parte del equipo de abogados defensores de Zapata y con Sánchez habrían huido de Bolivia para evitar ser procesados. 
En esta tragicomedia que ha dado cualquier tipo de giros, Gabriela Zapata terminó retractándose el 11 de junio de 2016, cuando dijo que el hijo que tuvo con el presidente Evo Morales murió en octubre de 2009 a la edad de dos años y ocho meses.

Sin embargo en una entrevista que Gabriela Zapata concedió al Canal 13 de Chile que logró colarse en la cárcel de Miraflores donde la mujer permanece recluida, la supuesta madre de los hijos de Evo Morales dijo que tuvo que negar la existencia del niño para no perjudicar al mandatario. 

En esa conversación con la prensa chilena, acusó al ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana, de haber fraguado toda esta situación y a quien, por cierto se le señala de haber mantenido una relación sentimental con Zapata, un hecho que el alto funcionario niega vehementemente.

“A mi hijo lo tenemos guardado con gente que me está ayudando, me gustaría que ustedes lo conocieran. Voy a ver si puedo hacer que lo conozcan y que lo puedan filmar sin mostrar su cara. Quiero que el mundo sepa que estoy diciendo la verdad, y su padre sabe que es así, y a mí se me está haciendo mucho daño con todo esto. Me tienen presa sin sentido, con puras acusaciones sin fundamento”, le aseguró Gabriela Zapata al Canal 13 de Chile. 

“Vea la forma de mantener contacto conmigo por favor para que hagamos eso, y ahora cuídese mucho porque después de salir de aquí y con lo que pasó, le pondrán vigilancia de inteligencia. Así lo han hecho con mi tía que viene a traerme la comida todos los días (…) Por favor cuente todo lo que me está pasando”.

Para certificar la veracidad del encuentro, Gabriela Zapata entregó al periodista una carta escrita de su puño y letra, en la que días antes pedía le autorizaran la entrada de artículos de aseo personal. “Tome, lleve esto, para probar que usted estuvo acá, porque seguramente lo van a negar y no van a dejar registro de su entrada. ¡Y cuídese mucho!”.

El 12 de junio se conoció que Zapata ofreció pagar entre 5 a 15 mil dólares a los padres de un niño de cinco años, para que lo presentaran como el hijo del mandatario boliviano y, a cambio, ella se comprometía a darles un terreno y pensiones hasta que el menor se graduara de bachiller. Esta tesis fue sostenida por el Fiscal General del Estado, Ramiro Guerrero. 

En agosto de 2016, Gabriela Zapata fue sobreseída de cuatro delitos de los diez que el Ministerio Público le imputó inicialmente. Se excluyeron así los delitos de uso indebido de influencias en grado de complicidad, ejercicio indebido de la profesión, falsedad material y enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al estado.

Detrás del escándalo

Pero detrás de todo este escándalo por la existencia del hijo de Evo Morales y Gabriela Zapata se esconde, según relevó el periodista Valverde, un grave caso de tráfico de influencias, al haber sido determinante la supuesta intervención de Evo Morales para que la empresa china CAMC Engineering Co. Ltd. (CAMCE), contratará a la exmujer del mandatario y la colocará en el cargo de gerente comercial.

Esta compañía con presencia en Latinoamérica, inició sus operaciones por estos predios en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador, es decir, el conjunto de países que conforman el llamado “eje bolivariano” dominado por gobiernos de izquierda.

En Ecuador, la empresa está siendo investigada por la Contraloría por presuntas subcontrataciones no autorizadas y supuestos manejos económicos irregulares.

En Bolivia, la explosión ocurrió con la denuncia de Carlos Valverde, pero lo enrevesado del caso entre Gabriela Zapata y Evo Morales por la existencia o no de su supuesto hijo, ha dejado en el segundo plano lo relacionado con las irregularidades con la empresa china.

CAMCE se encarga en Bolivia de ejecutar trabajos en las áreas de la ingeniería industrial, agrícola, hidráulica, eléctrica y de transporte y los contratos que la compañía ha logrado tanto en la nación gobernada por Morales como en Ecuador, superan US$500 millones en los últimos seis años.

La empresa se ha negado a declarar en torno a las acusaciones surgidas en su contra, limitándose a decir que esperarán el resultado de las investigaciones. Ellos niegan tener responsabilidad en los presuntos casos de incumplimiento de obligaciones, tráfico de influencias y contratos irregulares de los que se le señala.

Y es que lo que comenzó con la denuncia de Valverde se convirtió en una triple investigación que adelantan, por un lado, una comisión especial de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, otra del Ministerio Público y una más de la Contraloría General.

El nexo laboral de CAMCE y Gabriela Zapata terminó a raíz de las denuncias, pero esto no fue suficiente para que se pudiera zafar de toda sospecha.
Comenzaron a surgir las denuncias sobre supuestas irregularidades en contratos de distintos rubros firmados por la empresa china y entes del gobierno de Morales.

Sin registros en el Ministerio del trabajo

Gabriela Zapata ocupó el cargo de gerente comercial de CAMC, pero se conoció que la empresa no pagó los impuestos correspondientes, ni la registró como empleada ante el Ministerio de Trabajo, tal como lo exige la ley boliviana.

La habrían contratado, según ha concluido la Fiscalía, sin que se le exigiera poseer el perfil que tan alto cargo exigía.

“El contrato de Prestación de Servicios suscrito entre la firma estatal china y Gabriela Zapata señala que fue por 144.000 dólares, y la exnovia del Jefe de Estado percibió mensualmente un sueldo de 3.000 dólares”. 

En junio de 2016 Gabriela Zapata dijo ante un grupo de fiscales que investigan el caso, que había pagado 250 mil dólares por el fallo a favor de la empresa china CAMC y refirió que el exministro de Gobierno, Wilfredo Chávez, habría sido quien había recibido el dinero que evitaría la ejecución de la boleta de garantía por 91 millones de bolivianos en el proyecto Bulo Bulo-Montero.

El 14 de junio de ese año, la expresidenta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, Virginia Crespo, negó categóricamente haber recibido los citados 250 mil dólares de manos de su esposo, a saber, el referido exministro Wilfredo Chávez.

La historia sin fin

A más de un año de su detención, el caso de Gabriela Zapata continúa dando de qué hablar y, como en su primer día, sigue sumando giros dramáticos.

Incluso, a estas alturas del partido, la fiscalía ha puesto en duda que Zapata haya ostentado alguna vez el cargo de gerente comercial de CAMC.

Para añadir más guindas a la torta, Zapata afirmó que mantuvo una relación sentimental con el exvicepresidente de la CAMC. También dijo que tiene otro hijo con un ciudadano chino. El menor supuestamente vive fuera de Bolivia.

En unas declaraciones al portal ATB relativamente recientes, Gabriela Zapata varió su posición con respecto al supuesto hijo con Evo Morales. Ahora Zapata dice que el niño nunca existió y que “todo salió de la mente de Walter Chávez y que la manipuló desde el 20 de diciembre de 2005 para afectar al presidente Morales”.

Hugo Moldiz, ex-ministro de Gobierno, reveló que según lo adelantado por la fiscalía, al parecer Gabriela Zapata nunca trabajó con CAMC. Supuestamente existen dos registros que refieren, uno, que la ex-mujer de Morales ingresó a la empresa china en 2014 y, el otro, que fue en 2015. 

“Moldiz conjetura que Zapata se acercó a la CAMC a finales de 2015 y se ofreció como mediadora para evitar que el Estado ejecute las boletas de garantía por el incumplimiento de la empresa china en la construcción del ferrocarril Montero-Bulo Bulo. ‘Eso se suma al certificado de nacido vivo falso, la participación de Cynthia Perou, que fue una dirigente, un eslabón importante entre Unidad Nacional, Zapata y el abogado Eduardo León’”.

Según Óscar Ortiz, senador de UD, el que Zapata no hubiera trabajado nunca como gerente comercial de CAMC no niega el tráfico de influencias, sino que hace ver que fue al parecer contratada para trabajar en asuntos poco lícitos, para conseguirle contratos. La empresa publicó una separata en la que Zapata figuraba como gerente de marketing.

Moldiz cree que Gabriela Zapata usaba el certificado de nacimiento de su hijo para convencer a empresarios de sus vínculos con el gobierno y de que podía conseguir contratos con el Estado a cambio de comisiones. 

Pero sea cual sea el final de esta historia en la que día a día surgen eventos que, por su carácter retorcido, opacan la turbidez de los anteriores, lo más probable es que siempre quede la duda sobre la existencia o no de Ernesto Fidel. De lo que sí no habrá vacilaciones es en que la opacidad es la característica principal de las acciones del gobierno que en Bolivia encabeza Evo Morales.

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