En el proyecto que Hugo Chávez desarrolló a partir de su llegada al poder —y Nicolás Maduro perfecciona y radicaliza— la carga ideológica tiene gran peso e importancia. El adoctrinamiento y control social chavista es parte fundamental de las políticas oficialistas, encaminado —mediante técnicas probadas— a la anulación del pensamiento crítico y el razonamiento.
Adoctrinar es inculcar a alguien determinadas ideas o creencias, por ello no fueron gratuitos los maratónicos discursos ni las interminables cadenas radiales y televisivas del fiado mandatario. Tampoco son inocentes las reformas educativas implementadas en la que el contenido académico tuvo que ceder espacio al político-ideológico (1).
La promoción del socialismo por encima del conocimiento, propaganda en lugar de conocimiento científico, así como la tergiversación de la historia (2) devenida en adulteración de los hechos y la verdad para centrarse en el fomento de doctrinas políticas de izquierda.
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Promoción del socialismo del siglo XXI
El discurso chavista oficial promueve, supuestamente, la inclusión, la igualdad y la justicia a través de una presunta democracia participativa y protagonista que nunca se ha materializado y que, por el contrario, ha derivado en exclusión, autoritarismo extremo y persecución.
De modo que la represión policial y militar, la arbitrariedad implementada como política en todas las instancias de poder y organismos de seguridad, así como la administración caprichosa de la justicia y el control social y político, son los instrumentos a través de los cuales el régimen doblega a la población (3).
En función de la promoción del socialismo del siglo XXI está diseñada la policía de encumbramiento del líder, Hugo Chávez que, tras su muerte ha pasado a endiosamiento. En esa dirección apuntan las medidas, prácticas educativas y de propaganda que desde la cumbre del chavismo se desarrollan.
Igualmente, la desinformación y la manipulación de la información son estrategias del chavismo implementadas desde hace ya 25 años. De allí que el periodismo independiente se hiciera un estorbo y se implementara la censura y control de la comunicación social.
Odio social
El carisma de Hugo Chávez, así como sus cualidades histriónicas y enorme capacidad de comunicación, le permitieron persuadir a buena parte de la población para que le entregaran su fe y su voluntad. Asimismo, convenció a sus seguidores de que quien no le siguiera, sencillamente se convertía en enemigo de la revolución y el del pueblo.
De esta manera, Chávez dividió a la sociedad y sembró el odio social al que convirtió en herramienta para manipular, dividir y triunfar. De esta manera presentaba al proyecto socialista como el único capaz de generar paz, progreso y la felicidad del pueblo.
Control social
El adoctrinamiento y control social chavista ha encontrado diversas formas en el régimen venezolano. Dicho control social, por ejemplo, es ejercido a través de la Plataforma Patria —tecnología china— la cual se ha convertido en una de las herramientas más potentes del chavismo, pues a través de ella hay manejo de las necesidades de la población.
Al recoger datos de la población, usada incluso para el pago de honorarios y bonificaciones, ha devenido en mecanismo de recompensas a la fidelidad al chavismo.
Del mismo modo funcionan los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que es el programa social del chavismo para distribución de alimentos. Se trata igualmente de un mecanismo de vigilancia y control del orden público que utiliza la comida como ara para el chantaje.
Los bonos económicos y la entrega de alimentos sustituyeron a las listas Tascón y Maisanta que durante años fueron el arma del régimen chavista para la restricción de derechos (4). El Carnet de la Patria fue denunciado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, como mecanismo de discriminación con base en motivos políticos y para ejercer el control social.