Pese a todo los esfuerzos que ha realizado la oposición venezolana y algunas instancias internacionales, la red de protección de Maduro que conforman Rusia, China, Cuba, Turquía e Irán, entre otros actores, impide el avance y éxito de toda iniciativa dirigida a poner fin a la tiranía chavista.
El régimen de Nicolás Maduro se mantiene en el poder a pesar de estar constituido por una serie de actores involucrados en actividades delictivas, como lo señalan diversas investigaciones, procesos judiciales y evidencias que muestran el accionar del régimen en narcoterrorismo, corrupción, lavado de dinero, extracción de bienes públicos y violación de derechos humanos, por nombrar solo algunos.
Un blindaje protege a Nicolás Maduro y su círculo, aun cuando de manera contundente, por ejemplo, se haya demostrado la comisión de un gigantesco y descarado fraude electoral por parte del chavismo y sus actores —gobierno, CNE, Asamblea Nacional, TSJ, Poder Moral— el pasado 28 de julio de 2024, consumado el 10 de enero de 2025.
Conocer la naturaleza del régimen de Maduro
Resulta fundamental hacer todos los esfuerzos posibles dirigidos a entender las razones del atornillamiento de Maduro en el poder, toda vez que, para alcanzar el éxito en la defenestración del dictador, es absolutamente necesario conocer la naturaleza del régimen tiránico venezolano.
Es importante señalar que en esa red de protección debe incluirse a la oposición al servicio del régimen, aquella que pliega a sus convocatorias, como la de elecciones regionales pautadas por mayo próximo. Una oposición funcional a la medida del chavismo de la que se sirve para legitimarse.
En este sentido, es indispensable entender que el régimen chavista es de naturaleza criminal y doctrinario que está dispuesto a poner en práctica cualquier procedimiento, por un arbitrario y delincuencial que sea, con tal de mantenerse en el ejercicio del poder.
Estrategia errada

Guillermo Salas, físico y experto en fraudes electorales, sostiene que el gran problema de la oposición en Venezuela, ha sido no querer aceptar que la estrategia con la que se ha insistido para desalojar a Nicolás Maduro de la presidencia, ha estado totalmente errada durante todos estos años.
Una estrategia errada que persiste en el tiempo, porque pese a la experiencia se sigue recurriendo a ella, advierte una y otra vez Salas. El primero de los errores es considerar a Nicolás Maduro como adversario político cuando en realidad es el líder de una organización criminal a la que no se puede enfrentar como a una entidad democrática.
Al mismo tiempo es necesario tener conocimiento de los métodos que esta organización criminal utiliza para afianzarse en el poder. Para ello han diseñado una estrategia en la que se valen de las herramientas de la democracia para acceder al poder y, luego, se encargan de desmantelar dicha democracia y su institucionalidad.
Salas refiere que Nicolás Maduro recurre a las técnicas del golpe de Estado moderno, como en general lo hace el socialismo el siglo XXI, por lo que, a partir de entonces, las herramientas de la democracia se vuelven obsoletas y no rinden frutos pues la democracia ha sido desmantelada.
La salida electoral, por tanto, jamás permitirá desalojar al régimen de Maduro de la presidencia de la república. Así quedó demostrado el pasado 28 de julio de 2024, cuando a pesar de haber obtenido Edmundo González Urrutia una victoria contundente, no se hizo de la primera magistratura venezolana.
La estrategia socialista
En América Latina han podido instaurarse en los últimos años regímenes marxistas luego de la consumación de golpes de Estado modernos. A partir de allí, inician el ejercicio del totalitarismo con fachada democrática. Esa es la esencia del socialismo del siglo XXI en América Latina.
Mutaron a una versión del comunismo que no fuese calificado de dictadura, lo cual les fue posible al poner a su servicio una herramienta que por años ha sido considerada como fundamento de la democracia: el voto popular.
Países como Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela con instituciones democráticas altamente debilitadas, resultaron ser las más vulnerables y se convirtieron en el centro de las acciones planificadas desde Cuba y el Foro de Sao Pablo, para desmantelar la institucionalidad.
Personajes autoritarios con discurso populista y disfrazados de demócrata llegaron así a la presidencia de estas repúblicas por la vida electoral y, partir de entonces, procedieron a implementar los procesos de desinstitucionalización. Las constituciones de estos países fueron inmediatamente cambiadas a través de asambleas constituyentes asamblea que procedían a acabar con la separación e independencia de los poderes públicos característicos de los sistemas democráticos.
La reelección indefinida igualmente les permite mantenerse en el poder por siempre, pues a partir de ese momento todos los procesos electorales son controlados absolutamente por ellos.
Posteriormente, las alianzas que estos regímenes establecen con países como Rusia, China, Turquía e Irán, interesados en hacer de Latinoamérica una plataforma para expandirse fuera de sus territorios, logran afianzarse en el poder y sea prácticamente imposible su desalojo del mismo.
Vea en Sin Filtros “Maduro y su Red de Protección: ¿Quién lo Mantiene en el Poder?”: