A través de los sucesos ocurridos en Chile, se explica cómo la izquierda [enmarcada en lo que ahora se conoce como Globalista] ha venido operando desde hace décadas en Latinoamérica con el objetivo de poner fin a la institucionalidad y los estados nacionales.
Por Maibort Petit
Es fundamental volver a los principios de la democracia porque está en juego la república, advierte Alexis López al explicar cómo opera el Modelo de la Revolución Molecular Disipada, dirigido desde la izquierda mundial con el objetivo de acabar con la institucionalidad y la verticalidad del estado.
López es un intelectual chileno, director de Radio y Televisión de Santiago (RST), profesor universitario que ha desarrollado una investigación filosófica sobre la ofensiva neo-marxista en América Latina y en el mundo, que consiste en el análisis del “Modelo de la Revolución Molecular Disipada” que ha venido operando en los últimos tiempos en Latinoamérica y que él interpreta a partir del proceso de insurrección revolucionaria que se encuentra en pleno desarrollo y sin freno en Chile.
Comienza López refiriéndose a una frase que forma parte del libro “Contribución a la guerra en curso”, escrito por uno de los filósofos de la Deconstrucción, Gilles Deleuze y por Tiqqun, un colectivo francés: “El terror y la crisis son, ante todo, maneras de gobernar”.
Lo que significa que, etimológicamente hablando, gobernar es una acción que se ejerce no necesariamente desde un sillón presidencial, sino tomar el control. Por tanto, el terrorismo y las crisis son aprovechados para modificar la política y, de esta manera, gobernar, ejercer el control.
El origen del modelo
La teoría de Revolución Molecular en realidad es original del filósofo y psicoanalista francés, Félix Guattari (1930-1992), quien lo planteó como un sistema universal de lucha social y emancipación. Es uno de los cuatro principales autores de un nuevo modelo filosófico que se denomina “deconstrucción” y que se erige como una de las actualizaciones que ha experimentado el marxismo.
Una de las aplicaciones de la deconstrucción en términos táctico-prácticos es el Modelo de Revolución Molecular Disipada.
Guattari sostenía que “La revolución no se juega únicamente en el ámbito del discurso político manifiesto, sino también en un plano mucho más molecular, que atañe a las mutaciones del deseo y a las mutaciones técnico-científicas, artísticas, etc.”
Dirigió su trabajo a tratar de desmontar la lógica del dominio que rige los partidos políticos, las escuelas, los hospitales, la familia, la sexualidad, los medios de comunicación, es decir la institucionalidad pues, de acuerdo a su visión, es allí donde se miniaturiza y actúa con más énfasis la represión. Al mismo tiempo, Guattari consideraba que también es allí donde un individuo o un cuerpo social paralizado por la miseria y el miedo, puede implementar un cambio y hacer girar la situación al hacer encadenar las voluntades, establecer alianzas y promover la revolución molecular.
Advertía eso sí, que dicha revolución molecular solamente es posible en plural, sumando muchas revoluciones moleculares, muchas prácticas más que una teoría, desarrollando una nueva forma de hacer política que “se convierte en revolucionaria desde el momento en que vincula toda transformación social a una transformación en la economía del deseo”.
Partiendo de esta premisa, los actores, convertidos en “máquinas deseantes” y “máquinas de guerra sociales” pueden instrumentar la reconstrucción de los actuales sistemas sociales[1].
Sustentada en la teoría de Guattari, en la actualidad opera la estrategia política de deconstruccionista de la “Revolución Molecular Disipada” que Alexis López se ha encargado de analizar y exponer. La RMD estima que es posible implementar un nuevo modelo de acción revolucionaria horizontal que, de manera gradual y cotidiana, normalice las disposiciones y conductas en orden para alterar el estado de normalidad social del sistema dominante para derogarlo y sustituirlo.
Esto es posible a través del caos y el cese del flujo de normalidad.
Se trata pues de una confrontación tipo guerrilla urbana, recodificada a partir del movimiento situacionista y constituyendo un modelo de acción simbólica y de combate, cuyos militantes combaten molecularmente al sistema para imponer su propia dominación.
Alerta López que se quiere desmontar el modelo republicano para instaurar, como en efecto ya está sucediendo, un modelo de consejos o soviets. “Está en juego la república”. Alerta que luego de la pandemia del coronavirus comenzará un intento formal a nivel mundial de instauración de políticas globales y de un gobierno mundial a través de organismos como la ONU, la OMS, entre otros. La pandemia será la excusa para imponer determinadas medidas que apunten al objetivo del fin del institucionalismo. Recuerda que la condición para que exista un gobierno mundial es terminar con los estados nacionales, es decir, con las repúblicas.
El nombre
Alexis López explica que el nombre se debe, primero, porque es revolucionario, tal como todos los que han ocurrido en la historia.
Molecular, porque a diferencia de todas las revoluciones que ha habido en el mundo básicamente en el siglo 20, donde había un liderazgo definido, una estructura partidista o un grupo revolucionario muy concreto, con rostros identificables, en la RMD los actores son indistinguibles uno de otros, por lo que se hace casi imposible saber contra quién se lucha. No hay verticalidad, coordinación centralizada.
Finalmente, es disipada porque los actores se coordinan para la acción, pero luego se disipan, lo que impide hacerles seguimiento. En la deconstrucción el lenguaje es fundamental, subraya López, por lo que sirve para redefinir los conceptos de la institucionalidad. De esta manera, el fenómeno deconstructivo termina operando no solamente en la izquierda, sino también en la derecha que, sin siquiera advertirlo, termina aplicando conceptos que son propios de la deconstrucción y, por tanto, del comunismo. Esto perfectamente puede advertirse con la llamada globalización que se instituye mundialmente.
En tal sentido, Alexis López hace referencia al concepto de “democracia participativa” que comenzó a escucharse como parte del discurso de la izquierda en todos los países, en contraposición al mero concepto de “democracia”.
“La izquierda no habla de democracia sino de democracia participativa que es un concepto acuñado por Lenin que, literalmente, significa el reemplazo de la democracia burguesa, la democracia vertical de partidos políticos, para sustituirla por la democracia horizontal de movimientos ciudadanos, reemplazando el orden vertical de la sociedad”, advierte.
La RMD es un proceso
Advierte Alexis López que la Revolución Molecular Disipada es un proceso, por lo que es un error creer que se trata de alzamientos o movimientos espontáneos que se producen en un contexto como expresión de malestar social, un problema económico o, incluso, por la crisis del coronavirus.
Asegura que se trata de un proceso revolucionario que viene desarrollándose desde hace décadas, siendo que lo que está ocurriendo actualmente es la fase final de ofensiva del proceso, el cual resume en un esquema que aquí presentamos:
El esquema de López señala algunos hitos importantes que marcan el desarrollo de la Deconstrucción en Chile que se inicia con la visita de Félix Guattari, quien en ese entonces dejó instalada una escuela que funciona hasta el día de hoy se ha formado la vanguardia deconstruccionista en el país austral; el viaje de Hugo Chávez a ese país en 1994, a partir de la cual se establecieron las primeras relaciones del chavismo con esa nación, las cuales se mantienen vigentes en la actualidad con la participación de numerosos agentes subversivos venezolanos en la insurrección chilena en curso.
Hace un paréntesis para apuntar que, si bien en Chile el paso de Guattari fue breve, en Brasil, donde estuvo en 14 ocasiones, fue el responsable de llevar a Lula Da Silva a la presidencia de la república, lo cual es un indicativo de la importancia que tiene la Deconstrucción como fenómeno filosófico y de las doctrinas que derivan de ella.
Además, el esquema refiere a una serie de hechos significativos, dado que de que, desde entonces, su presencia se ha hecho permanente en Chile, tales fueron la llegada de Sendero Luminoso en 1995; también desde el señalado año, la ETA contactaron vanguardias subversivas que operaban en la Araucanía chilena; en esa fecha igualmente las FARC comenzaron a generar vínculos con la cadena del narcotráfico; el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) inició en 1998 contactos con los movimientos insurreccionales chilenos.
Se citan otros hechos, que como los anteriores, se mantienen hasta la actualidad y que generaron fenómenos locales significativos que son parte de la Deconstrucción que, a partir de ello, se manifiesta de diferentes maneras en Chile.
La táctica
Alexis López hace referencia a un hecho que se repite en todos los países latinoamericanos y es el sistema de consenso y coerción con que opera el modelo de Revolución Molecular Disipada para que se logren los objetivos que el mismo se plantea.
Explica que ante cada objetivo que se planteen y que se materialice en algún conflicto, acudirán ante los gobiernos para exigir que se alcance un consenso que, al producirse desencadenará nuevas movilizaciones para ejercer una nueva coerción para volver a un nuevo consenso. Se trata, pues de un proceso permanente, sin fin, en el que se va corriendo el cerco cada vez que logran un objetivo.
Advierte que el modelo de la Revolución Molecular Disipada avanza por el hecho de que los países de la región los gobiernos son débiles y se sientan a negociar sin entender que lo hacen con terroristas, aunque estos aún no ejerzan el terror en forma física.
Los niveles de la confrontación
El modelo de la RMD opera en diferentes niveles que van de la evasión a la insurrección.
La evasión es un acto de desacato que no necesariamente es violento; a partir de entonces se proceder a dejar de acatar la autoridad, es decir, el desacato propiamente dicho; el próximo paso es la resistencia, la oposición a la autoridad; luego viene la desobediencia, obviar las órdenes; la insumisión es lo que sigue y se da cuando se dan cuenta de que las fuerzas de orden no pueden operar, dejan de someterse a la autoridad; se pasa a la calle para que suceda la insubordinación, cuando los actores se mueven sin que exista una coordinación, son moleculares, para demandar distintas cosas.
Entonces comienza la violencia, la rebelión y, de inmediato, ocurre la insurrección.
Las fases
El modelo de la Revolución Molecular Disipada opera por fases.
En primer lugar, se encuentra el escalamiento, en la cual se traduce en acciones de desacato, insumisión y rebelión de baja intensidad, la cual va en incremento.
Luego viene el copamiento, que es la activación de múltiples e incesantes focos de conflicto, saqueos, atentados y ataques, sin pausas o con repliegues tácticos momentáneos, con el objetivo de copar la capacidad de respuesta de los organismos de orden y seguridad del Estado.
Finalmente, esta la fase de la saturación, que la inmovilidad terminal del Estado, el desborde de las acciones de conflicto a nivel Nacional y la suspensión de toda autoridad en los hechos.