Juicio del Chapo Guzmán revela cómo el negocio de la droga no puede funcionar sin sobornos a funcionarios públicos

Por Maibort Petit
@maibortpetit

Uno de los elementos que se han encargado de dejar claro los testigos que han testificado en el juicio de Joaquín «El Chapo» Guzmán ha sido la vinculación y estrecha dependencia del negocio de los carteles de la droga con la política. 

Hasta ahora los tres cooperantes del gobierno de Estados Unidos en este caso, Jesús «el Rey» Zambada, Miguel Ángel Martínez Martínez «el Gordo» y  Juan Carlos Ramírez Abadía «Chupeta» han sostenido que durante el tiempo que participaron en la actividad criminal pagaron millones de dólares a funcionarios de gobierno de México y Colombia para poder realizar con éxitos sus actividades.

El pago de sobornos iba desde millones de dólares a funcionarios de seguridad de alto rango de los gobierno de Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador cuando este era alcalde de Ciudad de México, hasta vigilantes de las cárceles donde el Chapo estuvo preso, destacando a uno que el Rey Zambada dijo había comprado a por unos $ 300,000 al mes, para que Guzman contara con un escolta policial tras haber escapado de prisión.

Zambada dijo que el secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), Genaro García Luna había recibido millones de dólares en sobornos para que protegiera a Guzmán, a sus drogas y al cártel.

Asimismo sostuvo que habían pagado coimas a un exfuncionario de la secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador (2000-2005) de nombre Gabriel Regino.

Por su parte  Miguel Ángel Martínez Martínez, compadre del Chapo Guzmán, dijo en su testimonio que las cárceles de Mexico tenían funcionarios que prestaban sus servicios a los cárteles, inclusive dijo que cuando fue a visitar con Guzmán a uno de los grandes jefe del cártel Juan José Esparragoza alias «el Azul» en la prisión había unas fiestas donde los funcionarios servían como staff y que inclusive  en la cena de aquella noche «Había música en vivo y tenían todo lo que quisieras comer. Whisky, cognac, cerveza» y que además un menú donde los comensales podían elegir entre langosta y solomillo y faisán.

El último testigo que ha pasado por el estrado, Juan Carlos Ramírez Abadía «Chupeta» sostuvo que sin corrupción política no podían operar los carteles y que su organización criminal Cártel del Norte Del Valle tenía en su estructura un fuerte de corrupción que se encargaba de pagar sobornos a políticos y policías. Dijo que el Cártel de Sinaloa también tenía una estructura similar lo que permitía que los cargamentos y las personas de las organización gozaran de seguridad y protección.


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