El acusado pagó mas de USD100 mil a un técnico colombiano para que creara un sistema de comunicación encriptado y le instalara un software espía que a la larga permitió generar pruebas que podrían contribuir a probar la acusación de la fiscalía.
Por Maibort Petit
@maibortpetit
Además de haberse revelado al jurado la relación extramarital del Joaquín el Chapo sostuvo con Agustina Cabanillas, cuyas conversaciones fueron mostradas frente a su esposa Emma Coronel [presente en la sala] hoy quedó claro que la pieza clave en la caída de Joaquín Guzmán Loera fue la traición de sus aliados y la tentación de recompensas prometidas por el gobierno de los Estados Unidos a quienes ayudaran a capturar al líder del cártel de Sinaloa.
En una serie de conversaciones y mensajes de textos que fueron logrados gracias a la colaboración prestada por un experto en Seguridad Cibernética que prestó sus servicios a Guzmán y a la familia de narcotraficantes colombianos Cifuentes Villa, las autoridades estadounidenses pudieron conocer de primera mano las andanzas del Chapo, las conversaciones con su esposa y de su amante, y los negocios de narcotráfico que hacía el acusado con sus asociados.
Los jurados vieron además la aplicación que hizo Emma Coronel ante el Departamento de Estado norteamericano para obtener un pasaporte en su condición de ciudadana, las partidas de nacimiento de sus hijas gemelas nacidas en agosto de 2011, las intenciones de Guzmán de comprar una casa y ponerla a nombre de las niñas y hasta las bromas que hacía con las pequeñas cuando llamaba para saludarlas.
El fiscal Michael Robotti fue revelando una a una las pruebas que buscaban probar, más allá de la duda razonable, que el acusado es culpable de los 11 delitos que se le imputan. Los mensajes correspondían a principios del 2012 y fueron leídos por el agente especial del FBI, Steven Marston, quien testificó por dos días en el juicio.
El agente describió con detalles que el FBI llegó al IT del Chapo, el colombiano Christian Rodríguez, quien había instalado un software espía a Guzmán. Según la explicación, el acusado espiaba a sus más cercanos colaboradores, a su esposa Emma y a su amante, Cabanillas.
En una de las transcripciones que acaparó la atención de los jurados aparecía una conversación sostenida entre Guzmán y Coronel donde ambos discutían sobre los deseos del acusado que su mujer e hijas vivieran una vida normal. Coronel le dijo que ella tenía un arma para defenderse y que sabía que estaba siendo vigilada por la policía.
El Chapo dijo a Coronel que había escapado de una casa ubicada en Los Cabos y que había salido por una ventana. También comentó que la redada había sido en todo el vecindario en Cabo San Lucas, en el Pacífico mexicano, en el 2012.
Los mensajes Guzmán y Coronel comentaban sobre las hijas, sobre las operaciones del cártel, de hombre asesinados. el Chapo en momentos hablaba de su gemela “Kiki” o María Joaquina llegando incluso a escribir un mensaje que aseguraba que: “Nuestra Kiki es valiente. Voy a darle un AK 47 para que esté conmigo”.
En los mensajes también se lee que Emma Coronel le pidió dinero a su marido para hacerse una cirugía plástica y en otros en los cuales el Chapo habla con su suegro, Inés Coronel.
En los mensajes se observa a un esposo cariñoso. Ella acusado confesó a Coronel que la amaba y le prometió que le hablaría pronto, a lo que ella comentó que esperaba que así fuera.
La amante arrestada
La fiscalía mostró fotos de la casa de donde Guzmán se escapó y también de las fotos de los detenidos entre los que se encontraba Agustina Cabanillas que en las otras conversaciones se observó que era la amante del acusado y también socia en sus negocios de narcotráfico.
En una de las conversaciones, se lee que Cabanillas logró establecer contactos efectivos con unos distribuidores de drogas, además de ayudarlo a conseguir un abogado para que defendiera a tres hombres que habían caído presos en Los Ángeles en un decomiso que practicaron las autoridades antidrogas.
Mientras el agente Marston leía los textos y confesiones de amor del Chapo hacia Cabanillas se observaba a Emma Coronel un poco incómoda, jugando con su cabellera y tratando de evitar el contacto visual con la prensa.
En las conversaciones Guzmán dice a Cabanillas en repetidas ocasiones ella se refería a él como «amor».
El IT testifica
El creador de la plataforma de comunicación que encargó Guzmán para espiar a su entorno, el técnico, Christian Rodríguez testificó en horas de la tarde en el juicio. Reveló que trabajó para el acusado desde el 2008 hasta el 2012 y que cuando presentó el sistema el Chapo llegó a obsesionarse por el sistema que le permitía comunicarse con sus aliados y además espiar a su entorno íntimo.
Rodríguez dijo que se reunió con el Chapo unas ocho veces y que habló con él cientos de veces. Los encuentros eran en un campamento ubicado en las montañas de Culiacán y el primero se dió en 2008, luego que uno de los hombres de confianza de Guzmán, Alex Cifuentes lo contactara a través de su hermano Jorge, ambos narcotraficantes y este último clientes del ahora testigo del gobierno estadounidense.
El técnico explicó que Guzmán estaba interesado en mejorar sus comunicaciones ya que en la montaña había deficiencias en el servicio de internet y eso afectaba las comunicaciones del cártel.
Rodríguez creó el sistema y el Chapo estaba muy contento con los resultados, por ello le pidió que necesitaba un software para espiar, lo cual el joven instaló en unos 50 teléfonos y en algunas computadoras, incluyendo la de una mujer con la que mantenía una relación. El hombre cobró por su primer servicio unos USD 100.000,00.
El técnico aseguró que Guzmán lo llamaba todos los días para que lo ayudara a resolver los problemas que se le presentaban con el manejo del software, y según el testigo le gustaba mucho escuchar las conversaciones de sus asociados, lo que conseguía con un sistema que instalaba en los teléfonos y que permitía que se produjera la activación remota de micrófonos cuando las llamadas entraban. «El Chapo me dijo que a veces hacía llamadas a personas de su confianza y cuando colgaba activaba por otro los micrófonos para ver qué hablaban de él luego del contacto».
Era tal la fascinación que sentía el Chapo por el sistema que Rodríguez comentó que sus hombres cercanos decían que era “su juguete”.
Rodríguez pasó de ser el ingeniero de comunicaciones del Cártel e Sinaloa a colaborador del FBI a partir del 2011 y entregó al gobierno de Estados Unidos códigos que permitieron interceptar entre 100 y 200 llamadas de Guzmán, además de mensajes de texto que “El Chapo” envió a esposas, amantes y colaboradores.
Los fiscales informaron que Rodríguez no fue acusado, que se le pagó por su colaboración cerca de USD 460.000 dólares que incluye reembolsos por gastos incurridos durante la colaboración.
Rodríguez lleva seis años en Estados Unidos y el gobierno gestiona una visa S que le permitirá aplicar a una residencia permanente. También se informó que el joven podría ser elegible para recibir las recompensas ofrecidas por el gobierno norteamericano a quien ayudara a capturar tanto al Chapo Guzmán como al capo colombiano Jorge Cifuentes y a su familia narcotraficante. Rodríguez colaboró para concretar ambos objetivos.
Guzmán se declaró no culpable de haber traficado toneladas de cocaína y otras drogas desde México a Estados Unidos y de haber ganados unos USDO14 mil millones de dólares en su industria criminal. De ser declarado culpable enfrentaría una posible sentencia a cadena perpetua.
El Chapo enfrenta 11 cargos, que incluyen delito por tráfico de drogas, por tráfico de armas, por lavado de dinero y por participación en empresa criminal.