Las caras del terrorismo en Cuba son diversas y harto conocidas, pues, desde siempre, incluso, desde antes de la revolución, ha sido una herramienta central del régimen para primero alcanzarlo en 1959 y luego para mantenerse en el poder. Aunque su intensidad ha variado en el tiempo, el castrismo nunca ha renunciado a su uso y, por el contrario, lo promueve y busca legitimarlo internacionalmente.
Así lo demuestra un informe “Las múltiples caras del terrorismo en Cuba” del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) de la Fundación Universitaria San Pablo CEU en el que se explora la historia y evolución del terrorismo en Cuba, en el que se detallan actos terroristas en concreto, así como conexiones de la dictadura cubana con organizaciones internacionales a lo largo de diferentes períodos.
Las diversas manifestaciones del terror y la violencia política son una estrategia permanente desde la década de los años 50 cuando la revolución naciente ya daba indicios de que se valdría del terrorismo como su principal arma para alcanzar y mantener el poder.
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Terrorismo en Cuba como estrategia

De modo que el castrismo a través del terror y a la violencia se instauró como dictadura en 1959 y, desde entonces, mantiene conexiones con actos criminales o violentos como estrategia de permanencia y así lograr que su régimen antidemocrático se mantenga por más de sesenta 60 años.
El terrorismo en Cuba es, pues un arma fundamental de la revolución liderada por Castro, quien se valió de ella para hacerse del poder. Ejemplo de ello es el asalto al Cuartel Moncada y el terrorismo urbano del Movimiento 26 de Julio.
Es decir, el terror y la violencia política fueron signos de Fidel Castro desde su juventud, cuando se le llegó a vincular a, por lo menos, tres asesinatos, hechos por los que nunca fue condenado por falta de pruebas.
El informe deja sentado que el terrorismo en Cuba se transformó en la herramienta política mediante la cual el régimen teje su red comunista en el mundo. Así lo vislumbró Castro como objetivo: exportar la revolución con sus métodos y su agenda. Y es que, tras la desintegración de la URSS, Cuba se propuso ser el bastión del marxismo/comunismo en el mundo.
Alianzas criminales
Las alianzas criminales de la dictadura cubana le han permitido avanzar en dicho objetivo de expansión. Los grupos terroristas son los aliados del régimen contra Occidente, al que define como “imperialismo” así como a los valores que el mundo democrático representa.
El informe refiere que le corresponde a la Unión Europea reflexionar sobre la relación y la respuesta que se debe dar al régimen cubano, designado por Estados Unidos como patrocinador del terrorismo.
El reporte también aborda la exportación de tácticas violentas, la relación con grupos armados y los vínculos con el crimen organizado y el narcotráfico después de la caída del bloque soviético. No son gratuitas sus conexiones Hamás y Hezbolá, lo que exige de Europa una reevaluación.
Terrorismo de exportación internacional (Foquismo)
Luego del triunfo de la Revolución, el régimen cubano procuró de manera activa exportar su «método» a otros países, especialmente en América Latina, una tarea que acometió a través de insurgencias y expediciones armadas.
En tal sentido, fue creado el Directorio de Liberación Nacional para «apoyar las guerrillas y las actividades terroristas en el exterior».
Igualmente, el informe hace referencia a la Primera Conferencia Tricontinental en 1966 en la cual Fidel Castro «defendió públicamente que las armas eran el camino para alcanzar el poder» y reunió a «terroristas de todo el mundo».
También se documentan intentos de invasión y apoyo a grupos armados en Panamá, República Dominicana, Haití, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Guatemala, Honduras, Paraguay, Chile, Uruguay, Perú, El Salvador, Costa Rica, Jamaica, Granada y Puerto Rico.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Colombia, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en Perú, son organizaciones y movimiento abiertamente apoyados por la revolución cubana.
El terrorismo en la sovietización y su conexión con el narcotráfico
En el tiempo de la alianza de la revolución cubana con la Unión Soviética (URSS), el régimen de la isla fortaleció su aparato militar y mantuvo su apoyo a organizaciones terroristas en todo el mundo.
Tras la caída de la URSS, los vínculos con el narcotráfico y el crimen organizado adquirieron importancia fundamental para la supervivencia del régimen.
El informe cita el «Mini manual del guerrillero urbano» de Carlos Marighella, el cual «promueve las técnicas terroristas» y, asimismo, refiere al hecho de que Fidel Castro hizo llegar copias del mismo a todo el mundo.
La caída del Muro de Berlín no significó el fin de la vinculación de la revolución cubana con terroristas y con el narcotráfico. Por el contrario, se intensificó, pues fortaleció sus actividades relacionadas con el terrorismo y el crimen organizado, los cuales se constituyeron en parte intrínseca y central de la estrategia del régimen.
El informe describe a Cuba como un «estado mafioso», donde «el Estado el que ha tomado el control de las redes criminales (…) para ponerlas a su servicio».
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