Por Maibort Petit
Para este catedrático, la experiencia de Cuba, no le permite a su sociedad conocer el rumbo que debe seguir una vez se produzca la transición “legítima”, por lo que es menester enseñar y hacer comprender al pueblo cubano lo qué es el régimen de libertades.
Expresa que, lamentablemente, Cuba es un pueblo cuya población no es capaz de entender a cabalidad —porque no tiene experiencia alguna—, cómo se conduce un ciudadano en una democracia. Obviamente una circunstancia nacida de desconocer por completo el sistema de libertades.
Refiere que el pueblo cubano está acostumbrado a “resolver” de cualquier forma para sobrevivir, y a lo largo de cinco décadas se ha generado una especie de ética de sobrevivencia. Y es que la población de la isla ha vivido, y vive, en un constante estado de improvisación. Como dice el dicho: “Como vaya viniendo, vamos viendo”.
Estas observaciones las expresó José Azel, quien es experto en Economía de comportamiento y arquitectura de medición, que trabaja en el diseño de políticas que inclinen a las personas y a los gobiernos a tomar mejores decisiones Este catedrático, desarrolló un conjunto de técnicas que permitan inducir o estimular el cambio de conducta en el individuo. Con él conversó Miami Diario.
Construcción de la sociedad civil
En tal sentido, José Azel sostiene que cuando llegue el momento de una transición legítima, de un cambio de sistema —algo que no se sabe cuándo va a ocurrir—, se estará entonces frente a una sociedad civil totalmente destruida.
Por tanto, advierte que una de las primeras tareas al momento de producirse la cita transición, será la reconstrucción de esa sociedad civil.
Pero subraya, que cuando habla de transición lo hace al cambio radical, total, y no a esta sucesión en el poder que se ha producido con los Castro.
Al hablar de transición legítima explica que se trata de una transformación de la sociedad y del modelo político tal como ocurrió con la Unión Soviética, con Polonia, con Alemania, entre otros.
¿Cómo es posible este proceso de reconstrucción?, pues indica que al no existir una sociedad civil, se tienen que definir y estructurar, entonces, una serie de políticas que permitan la creación de la esta. Todo un proceso que debe realizarse a partir de la realidad que al momento de producirse la transición deje el sistema castrista, en el cual, como es bien sabido, no existen ningún tipo de libertades públicas ni individuales.
Ser libre para ser feliz
El profesor Azel se declara un ferviente creyente de las libertades individuales, las cuales son un elemento imprescindible para el desarrollo económico sostenible.
Y es que, estima, que sin estas libertades es imposible que el ser humano produzca y disfrute el estado de felicidad.
Queda claro para este catedrático que no es posible ser feliz si el individuo es sometido a la voluntad de otro, al ser obligado a ver la televisión que otro desea, a leer los libros que otros deciden o a escuchar la música que los demás seleccionan por él.
Entender el sistema democrático
Azel advierte que en muchos países de América latina, aún no se ha entendido aun lo que es y significa la democracia como sistema de vida, un sistema que incluye elementos políticos, sociales, e individuales.
Y es que, como explica, en mayoría de nuestros países buena parte de la sociedad concibe la democracia como un mecanismo para escoger a los dirigentes, “pero la democracia es muchísimo más que eso y equivale a un sistema que nos permite corregir errores, cambiar a los dirigentes que no hacen su trabajo, y dejar ser a los individuos en su propia esencia”.
Nuestro entrevistado refiere que entender y vivir en democracia brinda al individuo y a la sociedad en general la posibilidad de generar bienestar y desarrollarse.
Esto debido en las estructuras democráticas, en donde existe independencia de las instituciones y está planteada la separación e independencia de los poderes públicos, es posible que se geste el desarrollo económico, el cual requiere de lo anterior como sustento.
Cita el caso de Cuba y de Venezuela, donde no existe esa independencia de los poderes públicos, especialmente el Judicial y, en consecuencia, no hay respeto la propiedad. “Sin lo cual (justicia y libertad) se hace imposible hablar de democracia”.
Este experto nos recuerda el concepto de libertad en todas sus versiones y visiones, negativas y positivas. Tal es el caso de la libertad de opresión como la vertiente negativa, y las libertades para perseguir los sueños, en el caso positivo.
34 experiencias que señalan el camino
A referirse específicamente al caso cubano, José Azel subraya el grado de dificultad que supondrá la transformación total de esa sociedad, con las implicaciones sociales, políticas y económicas que ello supone.
Esto, dice, en virtud de que la transición operaría de un sistema totalitario a una democracia en una sociedad que nunca ha disfrutado, y por tanto no conoce, el régimen de libertades, pero sobre que durante más de medio siglo ha vivido ajena a lo que es la economía de mercado.
De cualquier manera, Azel advierte que no se debe generar por esto frustración pues existen experiencias exitosas —34 en todo el mundo—, que permiten vislumbrar cómo puede gestarse esta transición.
Señala así, que casos como el de estonia, Hungría y Polonia, entre otros, indican que deben implementarse reformas políticas y económicas de manera simultánea a objeto de garantizar así el éxito de la gestión de cambio y por ende del desarrollo.
Las condiciones
José Azel nombra algunas condiciones que es preciso que existan para la génesis de la transformación, enumerando en primer lugar al Estado dedicado a funciones específicas de gobierno.
Un Estado pequeño, libre de cargas y de funciones que por naturaleza le son ajenas, tal es el caso de las económicas.
Un Estado dedicado a la seguridad y a la educación, que deje lo económico en manos privadas.
Igualmente, Azel estima como fundamental que la sociedad posea una prensa libre y sin miedo, capaz de hacer señalamientos y observaciones sin el temor de censurada o, en el peor de los casos, clausurada.
Del mismo modo, el catedrático precisa para finalizar, que es imprescindible la transparencia en la gestión gubernamental, en el que exista claridad para el ciudadano, acerca de cómo se administran los recursos que aporta mediante la vía impositiva.