Leyes comunistas arroparán los últimos vestigios de libertad en Venezuela

Por Maibort Petit
Sin lugar a dudas el 2010 fue nefasto para Venezuela y sus habitantes. La desgracia política que nos gobierna desde 1999, se atrevió a aprobar mañosamente un paquete de leyes de corte comunistoide, que le dan más poder a Hugo Chávez y le restan a los ciudadanos sus derechos civiles, y sus libertades. Venezuela paso a ser de un país caótico, con enormes problemas de violencia, de inseguridad, de corrupción, de   hambre, de desempleo, de improductividad y de derroche y malversación de recursos públicos a un país que con todos los terribles problemas aún poseía un cierto grado de respeto a la propiedad privada y  a la libertad de decidir, de hablar y de escribir. Ahora, con el enjambre de leyes socialistoides, copiadas al calco del fracasado modelo cubano, el país perdió buena parte de su estructura y se convierte en una especie de parapeto creado por Chávez y sus seguidores, donde todo está controlado y manipulado por el poder central y su bajo psiquismo.
Una de las leyes que resulta más preocupante es la aprobada recientemente por la Asamblea saliente, llamada “tragicómicamente”” Ley Orgánica de las Comunas que de acuerdo al gobierno le otorgará mayores derechos al “Pueblo” (que es el poder mismo, es decir, Hugo Chávez quien se abroga, sin tenerlo, en derecho de ser el Estado, el gobierno y el pueblo) y afecta directamente la institucionalidad constituida anteriormente para pasar a conformar una especie de Venezuela paralela, cuyas consecuencias serán terrible para el país.
La creación de una nueva institucionalidad puede parecerles un tema banal a los venezolanos que durante estas festividades están encargados de preparar sus hallacas y de seguir con la parranda, pero lamentablemente, es un asunto serio que merece la reflexión de la mayoría pensante y las fuerzas opositoras  activas que aun quedan en el país.
Probablemente muchos no hayan pensado en la dimensión de lo que significa darle muerte al viejo modelo institucional y abrirle el paso a uno nuevo basado en nuevos concepto que para los venezolanos eran inimaginables, como por ejemplo, el socialismo como forma de vida, como sistema político, económico, educativo y social cuya esencia impone la estrechez de libertades publicas e individuales y la consagración de un Estado poderoso, poseedor de todo lo económico y regidor de todas las vidas de los ciudadanos, es decir, de esos 32 millones de venezolanos que desde la segunda mitad del siglo XX  se vinieron acostumbrando a decidir qué hacer. qué estudiar, qué programa ver en la TV y qué película escoger cuando se iba al cine.  
Perder la libertad de decidir, de pensar y de actuar es la aceptación de una cárcel en vida, y es ceder su esencia como ser humano a un ente tutor, que en éste caso, es un Hugo Chávez y sus cómplices,  quienes aspiran a tomar las decisiones por Venezuela, o como ellos mismos lo dicen, por el pueblo, que son ellos mismos.
Los cambios en la institucionalidad abarcan nuevas instancias de los gobiernos regionales que perderán todas sus atribuciones, y se les quitarán los poderes para entregárselos a unas comunas, que en líneas generales serían instituciones paralelas, fuera del ámbito eleccionario, que tendrían el poder de decidir por los venezolanos. La propuesta de la creación de las comunas incluye la eliminación del sistema de elección directa por una de segundo grado.
Estas nuevas agrupaciones serán conformadas por  varios Consejos Comunales que tendrían intereses comunes entre si, de índole variada como los culturales, necesidades económicas, sociales, históricas y donde realzará el sentido de pertenencia. La conformación de una Comuna podrá coincidir o no con los límites político-territoriales de los estados, municipios o dependencias federales, sin que ello modifique la organización político-territorial establecida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.