Las cuatro fases de la Revolución silenciosa que enunciadas hace 40 años por un desertor de la KGB, adquieren vigencia al verse materializadas.
Por Maibort Petit
La «Revolución silenciosa», «Subversión ideológica» o «Medidas activas», según Yuri Bezmenov, un exagente de la KGB que desertó a Occidente en 1970, es una estrategia psicológica y política diseñada por la Unión Soviética para debilitar y desestabilizar sociedades democráticas, particularmente Estados Unidos, sin recurrir a la fuerza militar. Bezmenov detalló este proceso en una entrevista de 1984 con G. Edward Griffin, y sus ideas han ganado notoriedad, incluso apareciendo en el videojuego Call of Duty: Black Ops Cold War (2020).
La “Revolución silenciosa”, “Subversión ideológica” o “Medidas activas” es un proceso de lavado de cerebro a mediano y largo plazo que, estructurado en cuatro fases básicas, tiene por objetivo el debilitamiento del sistema de libertades, valores y democracia occidental en general y, particularmente, el de Estados Unidos.
La alerta de Bezmevov
Yuri Bezmenov, nacido en Moscú en 1939, trabajó como periodista para la agencia de noticias soviética RIA Novosti, que servía como fachada para operaciones de propaganda del KGB. Tras desertar a Canadá, se dedicó a alertar sobre las tácticas de subversión ideológica, que describió como un «lavado de cerebro» lento y deliberado.
Según Bezmenov, el KGB destinaba el 85% de sus recursos a estas «medidas activas», en contraste con el espionaje tradicional, que ocupaba solo el 15%. El objetivo era alterar la percepción de la realidad en las sociedades objetivo, socavando sus valores, instituciones y cohesión social para facilitar un eventual colapso o control.
Bezmenov, explicaba en una entrevista, el procedimiento que desde el marxismo-leninismo se proponía para desestabilizar una nación a través del adoctrinamiento y la desmoralización de las personas.
Bezmenov argumentaba que el marxismo-leninismo se utilizaba como herramienta ideológica para infiltrarse en la educación, los medios, la cultura y las instituciones, manipulando a «idiotas útiles» (personas influyentes pero manipulables) y explotando la falta de principios morales o la vanidad de ciertos individuos. Su análisis, aunque simplificado, se basa en su experiencia en propaganda y desinformación, y ha sido objeto de debate, con críticas que lo acusan de exageración o de ser instrumentalizado por la derecha anticomunista.
El desertor soviético dio a conocer el funcionamiento de la subversión ideológica marxista para cumplir con su objetivo de socavar a los gobiernos y las sociedades rivales, lo cual lleva a cabo a través del adoctrinamiento ideológico táctico dirigido a universitarios, artistas y referentes culturales a quienes catalogó como «idiotas útiles».
Y es que a juicio de Bezmenov, agencias como la KGB tienen como tarea actividades que van más allá de la inteligencia, puesto que solamente un 15 por ciento del presupuesto, del tiempo y mano de obra de estas organizaciones se dedica al espionaje como tal. El restante 85 por ciento, tiene que ver con la “Subversión ideológica” o “Medidas activas” que no es otra cosa que “Guerra psicológica” destinada a “cambiar la percepción de la realidad de todo americano hasta tal extremo de que a pesar de la abundancia de información, nadie sea capaz de llegar a conclusiones sensibles en el interés de defenderse a sí mismos, a sus familias, su comunidad y su país”.
Bezmenov enumeró cuatro fases: Desmoralización; Desestabilización; Crisis; y Normalización, las cuales al ver el desarrollo de los acontecimientos de los últimos tiempos, es posible ver cómo se han cumplido.
La desmoralización
La primera de estas fases, la desmoralización, la cual toma toma entre 15 y 20 años, se propone desmoralizar a una nación. Explica que este tiempo se debe a que es el número mínimo de años requerido para educar una generación de estudiantes en el país del enemigo, exponiéndolos a la ideología que se quiere implantar, a saber, el marxismo-leninismo.
Así ha ocurrido con varias generaciones de estudiantes americanos, sin que como contrapeso se les haya desafiado ni contrarrestado con los valores básicos de occidente.
El resultado fue al ahora poder ver cómo personas que fueron estudiantes fracasados o intelectuales mediocres, ahora ocupan posiciones de poder.
Se trata de personas a las que es prácticamente imposible hacerles cambiar de opinión, incluso exponiéndolos a información auténtica y mostrándoles las pruebas. En otras palabras, el proceso de desmoralización es completo e irreversible.
Combatir esta situación requiere de otros 15 o 20 años, de manera de poder educar a una nueva generación de personas con sentido común y mentalidad patriótica que actúen en favor y en el interés de la sociedad de los Estados Unidos y de occidente en general.
Advertía Yuri Bezmenov que solamente cuando estas personas se topen de frente con una realidad opuesta a los ideales que les han inculcado, caerán en shock psicológico al constatar que la hermosa sociedad de la igualdad y la justicia social que les promovieron, no existe. Sólo que, para ese entonces, cuando decidan desertar, serán intolerables para marxismo-leninismo.
El problema será que, a diferencia de Estados Unidos, ya no habrá lugar para disidentes en la futura América comunista.
La desestabilización
Entretanto, la segunda fase, la desestabilización, un periodo que se dedica al ataque de la economía, el sistema político y la cultura de la población objetivo, sin que la población desmoralizada pueda ahora defenderse.
La desestabilización toma entre 2 y 5 años, un tiempo en el que la población desmoralizada creerá las críticas —sean del calibre que sean— a su propia sociedad, cuyos defensores son vistos como sus enemigos. A su vez, los enemigos declarados de Estados Unidos y de occidente, se convierten en sus aliados naturales.
La sociedad desmoralizada deja de creer en su nación, en su historia e ideales, es decir, pierden la fe los unos en los otros.
La crisis
La fase siguiente es la crisis, la cual lleva solamente unas 6 semanas en las estimaciones de Bezmenov para aquel entonces, pero que, en la actualidad, dados los adelantos tecnológicos, como el internet, podría tomar menos tiempo.
En crisis la sociedad desmoralizada y desestabilizada abandona sus protecciones legales e ideales constitucionales. Se trastocan absolutamente los valores. Se deslegitima el sistema.
La normalización
La crisis aterroriza a parte de la sociedad, especialmente a la clase media, la cual terminará aceptando la agenda política hostil a sus intereses, teniendo lugar entonces la cuarta fase, la normalización. Su duración puede ser indefinida.
“La normalización es una expresión cínica de la propaganda soviética”, advirtió Yuri Bezmenov, al hacer referencia a cuando los tanques soviéticos se movieron hacia Checoslovaquia en 1968 y el gobernador dijo: “Ahora la situación en la hermana Checoslovaquia está normalizada”.
En este tiempo se ofrece y promete a la sociedad todo tipo de bienes y el paraíso sobre la tierra para desestabilizar la economía, para eliminar el principio de competencia del mercado libre y poner un gran gobierno tipo Gran Hermano. Después de esto, poco importará si se cumplen o no las promesas.
Igualmente, en esta fase la mayoría de los políticos, los medios de comunicación y el sistema educativo se encargará de entrenar a la nueva generación de la sociedad, a objeto de que crean que viven en una época de paz, lo cual, obviamente es totalmente falso.