Juicio del Chapo: Conoce la historia de amor y dolor de Joaquín Guzmán y Lucero Guadalupe Sánchez López

Por Maibort Petit
@maibortpetit
Los sollozos desconsolado se escuchó por los parlantes de la sala. Tras un corto receso, Lucero Guadalupe Sánchez López, amante de Joaquín Guzmán Loera retomó la silla de testigos y al fijar sus ojos sobre el acusado empezó a llora sin poder contenerse a pesar que hacía lo posible por mostrarse fuerte. El abogado de la defensa, William Púrpura pidió al juez Brian Cogan un momento porque evidentemente no estaba en condiciones de seguir el testimonio. El magistrado pidió a los aguaciles llevarla fuera para que se calmara, pero en un error se llevó un micrófono y en instante se escucharon llanto de la mujer de 29 años, que conoció al Chapo cuando tenía 21 y quien además de enviarla a comprar marihuana con las tres B “buena, bonita y barata” en los pueblos de la sierra de Sinaloa, trabajo por el cual no le pagó, la designó como coordinadora de sus negocios de fachada a través de los cuales buscaba enviar droga y lavar el dinero proveniente de la venta de las sustancias ilegales, según afirmó la mujer bajo juramente en el juicio del presunto líder del cártel de Sinaloa.

Mientras Sánchez López iba soltando dardos contra Guzmán, la esposa del acusado Emma Coronel permanecía serena, mirando el escenario sin emitir opinión alguna aunque se sintió en oportunidades. Desde las bancas de la prensa la mirábamos para constatar su actitud ante el testimonio pero ella esquivaba la mirada y prefería jugar con su larga cabellera.

Lucero Guadalupe Sánchez López, vestida con el uniforme azul de prisionera, contó cómo llegó a formar parte del entorno de Guzmán, a la vez que aprovechó el momento para confesar que tenía confusión sobre los sentimientos que sentía contra el Chapo.

Cuando la fiscalía preguntó qué tipo de relación tenían ella con Guzmán, la mujer dijo “Bueno, hasta el día de hoy yo estoy confundida porque pensé que era s una pareja”.

Sánchez López fue detenida cuando intentó cruzar la frontera de México con los Estados Unidos. Fue acusada de conspirar para traficar y distribuir drogas. La mujer aseguró que estaba trabando de sacar un permiso para irse a San Diego, California y la arrestaron. Se declaró culpable de los cargos en octubre de 2018 y firmó un acuerdo de cooperación. Por sus cargos enfrenta una pena entre 10 años a cadena perpetua.

Se enamoró del Chapo

Conoció a Guzmán en 2010 pero su relación amorosa comenzó “formalmente” en febrero de 2011. Se inició vía telefónica con el intercambio de mensajes de texto a través de un teléfono que le envió el Chapo con uno de sus hombre llamado “Perrillo”. Ese aparato sirvió sólo para los intercambios de palabras por el PIN del Blackberry. “A las dos horas que recibí el teléfono hablamos. Me dijo que yo me había perdido por un tiempo y que me iba a enviar otro celular para comunicarnos y vernos. Ese mismo día llegó un teléfono arreglado”.

¿Cómo se comunicaban? Preguntó el fiscal y la mujer contestó: A través de la aplicación del Blackberry. 

Sánchez explicó al jurado que tenía dos usuarios: “Hermosura y M… y el de Joaquín  era J y Juan”.  

La mujer agregó que usaba los dispositivos por dos semanas o un mes y los iban cambiando. “Por allí hablaban sobre nuestra relación, de romanticismo y me decía que quería tener una relación más estable”.

Guzmán y Lucero Guadalupe se encontraban inicialmente dos veces al mes, pero luego las citas se hicieron más constantes, pasaron a 3 “hasta que me qué más tiempo”.

Los amoríos del Chapo con Sánchez tomaron su curso. Ella lo visitaba en varios lugares, en Cabo San Lucas en 2011 y fue allí cuando me involucré con la marihuana. “Eran diferentes casas, siempre cambiaba. La última vez que estaba en una residencia beige, con piscina y jacuzzi y vista al mar”. 

Luego que el gobierno mostrara un video con imágenes de una residencia, la testigo dijo que la última vez que lo vió en los Cabos fue a inicios de 2012. “Cuando regresó a Sinaloa me buscó de inmediato y me contó cómo había escapado de allí. Joaquín me dijo que  cuando les cayo el gobierno se escapó,  brincó la cerca y se raspó y por eso tenía el cuerpo con espinas, rasguños y sangre”.

Lucero sostuvo que Guzmán le confesó que con él estaba “Cóndor” quien era uno de sus secretarios, la muchacha de servicio y “Chavalo”.

Cuando el fiscal preguntó si había visto a “Cóndor” aseguró que si, que muchas veces. 
Explicó que desde 2011 cuando empezó su relación romántica con Guzmán, él le preguntó si sabía los tipos de marihuana y ella le respondió que no conocía mucho de eso. Seguidamente, la testigo afirmó que el acusado la había enviado a las montañas y de hecho que se había quedado a vivir temporalmente en una comunidad donde se cultivaba la hierba. “Él me envió porque no tenía a nadie le  hiciera el trabajo en Durango”.

También le compró marihuana a Guzmán en Sinaloa. Joaquín me instruyó para enviar paquetes de 10 kilos. En total preparaba cargas de 400 kilos por vuelo que era la capacidad máxima de la aeronave. 

En el primero vuelo que hizo solo logró acomodar 350 kilos, así es que le quedaron 50 kilos afuera. Sánchez dijo al jurado que se comunicaba con Guzmán todos los días para lo cual tenía que subir al tope de un cerro en la mañana y en la tarde para buscar señal para poder enviarle los mensajes de texto por PIN.

El Chapo y Lucero hablaban de los precios de la marihuana, tamaño de los paquetes. “Una vez me dijo que agarrara la droga fiada pero yo le respondí que no estaba de acuerdo, que no creía que era justo porque esa gente trabaja muy duro y no sabía si era mercancía salía de allá iba a volver el dinero”.

Lucero reveló que el Chapo tenía un piloto apodado “Cachimba” y que era el encargado de pilotear el avi[on para sur a recoger la droga. A “Cachimba” lo conoció en 2011 cuando empezó su relación con el acusado y que le tocó interactuar porque era él quien la transportaba a los lugares donde tenía sus encuentros amorosos con Guzmán.

Una de las revelaciones que mayor impacto causó en el jurado fue cuando la mujer dijo que el Chapo no le había pagado por el trabajo que había hecho en Durando y Sinaloa.

Llegó un momento en que empezó hacer las cosas mal para que Guzmán la mandara a buscar a las comunidades y la relevara del trabajo como compradora de droga pero que no logró su objetivo. Entre las tácticas usadas dijo “que enviaba marihuana con semillas que era de mala calidad” y con la cual perdía dinero y que una vez había comprado la mala porque le dio lástima con el vendedor porque esa era gente de bajos recursos que trabajan mucho.

Un día, Guzmán le dijo que alguien la había visto comprando marihuana y ella le respondió que se estaba cuidando “porque no quería que otros que habían trabajado como compradora de Joaquín pensaran que él me estaba pagando porque me podían hacer daño”.

Sostuvo que no le daba miedo porque sabía que no estaba haciendo nada malo y que estaba ayudando a la gente. Le dijo al Chapo que se sentía útil haciéndolo el trabajo.
Sánchez López dijo que ella y Guzmán vivieron juntos por un tiempo y que ella era la “ama de casa”.


Sánchez admitió que cuando se alejó por un tiempo de Guzmán y dejó el narcotráfico se dedicó a la política. Se convirtió en legisladora del Congreso de Sinaloa por Cosalá, circuito 16 y “fui muy votada”.


Sánchez López fue diputada, pero le despojaron su fuero legislativo a mediados del 2016, luego que las autoridades se enteraron que visitó a ‘El Chapo’ en el penal Altiplano usando una credencial falsa.

Amenazada por Guzmán

Una vez se sintió amenazada por un mensaje que Guzmán le envió, “porque si bien se sentía contenta de trabajar “Tenía mis razones”, dijo Lucero. “En primer lugar, por lo que no pensó que yo lo echaría de menos. No quería que él desconfiara de mí para que no me hiciera daño. Segundo, no quería que mis hermanos estuvieran involucrados ya que él había intentado antes. Preferí hacerlo yo”.

Admitió que siempre trataba de mostrarle su lealtad.
En otro momento del testimonio, Lucero confesó que “siempre estaba tratando de mantenerlo feliz”. Su gran error, dijo, fue enamorar del capo que era 32 años mayor que ella.

Con voz quebrada confesó que “Estaba confundida sobre mis sentimientos por él. A veces lo amaba, y otras veces no “.

Durante su testimonio aseguró que estando en una casa que Guzmán usaba como escondite donde había una piscina y unos monitores, se bañaron y luego se fueron a dormir en nuestra habitación que quedaba en la parte baja. Conversaron mucho y ella se desveló. Luego se empezaron a escuchar ruidos en la puerta y sonidos de helicópteros, ella miro los monitores y veía mucha gente del gobierno afuera vestidos de uniformes y cascos militares. Se sintió muy asustada. Joaquín, Cóndor, la muchacha de servicio y ella entraron al baño, y vió como Cóndor haló la bañera y se abrió dejando a su paso una escalera, bajaron por ella y de pronto el guardaespaldas de Guzmán cerró la puerta y quedaron en una absoluta oscuridad. Se seguían escuchando los ruidos aterrados. Cóndor abrió otra compuerta que tenía que girarse para sacar el seguro y al abrirse pasaron los cuatro. Joaquín iba desnudo, Cóndor y yo con ropa y la sirvienta con pijamas. El túnel era como de un metro y medio. Cuando íbamos caminando el agua nos llegaba a las piernas.

¿Cuánto tiempo caminaron por el túnel? Preguntó el fiscal.

“Suficiente para traumarme”, respondió Lucero.  “Como una hora”, acotó.

Salimos del túnel que nos llevó al río Humaya en Culiacán. 

¿Estuvieron bajo aguas todo el trayecto?  Si, dijo la mujer. 

El hijo del Chapo y Lucero

En conversaciones sostenidas entre el 17 y el 23 de febrero de 2012 se confirma que Joaquín Guzmán Loera y su amante Lucero Guadalupe Sánchez López tienen “un hijo” llamado Ruben y el capo se refiere a él como “Rubencito”.

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