Por Maibort Petit
@maibortpetit
Durante la jornada número 11 del juicio de Joaquín el Chapo Guzmán la fiscalía presentó un cuarto testigo de importancia, se trata de Germán Rosero, alias “Barbas» un abogado colombiano que sirvió de enlace al cártel del Norte del Valle, encabezado por Juan Carlos Ramírez Abadía con el cártel de Sinaloa del cual el acusado es uno de líderes principales.
Cuando se inició el testimonio del hombre, quien llegó vestido con traje oscuro y cortaba roja intensa y entró caminando por la puerta principal de la sala, la fiscalía le pidió identificar a Guzmán Loera a quien inmediatamente miró pero sorpresivamente el abogado del Chapo, Eduardo Balarezo y el mismo demandado se levantaron estrepitosamente de las sillas y el defensor dijo «este es».
Según explicó Rosero tenía una relación con uno de los lugartenientes de Ramírez Abadía, alias Chupeta, desde que era muy joven, llamado Sergio Ramírez. Dijo además que había conocido a Chupeta en la universidad cuando el ex líder del cártel del Norte Del Valle estudiaba economía y él derecho.
Rosero, quien se entregó voluntariamente a la justicia estadounidense sin que las autoridades lo estuviesen buscando, explicó que su trabajo en la organización criminal colombiana era hacer los enlaces con el cártel sinaloense para coordinar los envíos de cocaína desde Colombia a México.
El testigo aseguró que se inició su trabajo con el cártel del Norte del Valle en 1996 hasta diciembre de 2006. Explicó que anteriormente se desempeñaba como defensor publico para el gobierno de Colombia, y luego de haber sufrido un atentado pidió protección a Sergio Ramírez y a su jefe Chupeta quienes le dieron seguridad y le ofrecieron un trabajo como abogado.
Explicó el testigo que Sergio Ramírez y otro sujeto de nombre Laureano Ramírez eran los encargados de coordinar los envíos de cocaína a México. Aseguró además que la primera vez que fue a México a negociar cocaína sostuvo reuniones con Arturo Guzmán, hermano del Chapo, Ismael Mayo Zambada, Rey Zambada, Hector Beltrán, Ignacio Nacho Coronel.
Según contó en Marzo de 1998 habría viajado a Acapulco para sostener un encuentro con las principales cabecillas del cártel de Sinaloa para cuadrar cómo y dónde se recibirían los envíos de cocaína.
Rosero explicó que Chupeta junto a Víctor Patiño hizo un intento de colaborar con la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) y para ello habían acordado hacer unos positivos, que es como se denomina a las operaciones que buscan entregar rutas y personas a las autoridades. Así, en marzo de 1998 se fue Acapulco a proponerle a las cabezas del cartel la venta de 3 mil kilos de cocaína, 2000 kilos serían vendidos en la playa a un precio más bajo pero que quitaba el riesgo a los narcotraficantes colombianos y 1000 kilos que serían enviados a Estados Unidos. No obstante, casi todos con los que se reunió rechazaron el acuerdo. El único que loa aceptó fue Nacho Coronel. En ese momento, dijo, no se reunió con el Chapo Guzmán porque este estaba preso y quien se encargaba de conversar por él era su hermano Arturo Guzmán.
Durante su testimonio el hombre dijo que en 1997 había pagado sobornos para que los congresistas aprobaran la figura de la extradición sin retroactividad, lo cual se logró exitosamente.
Rosero trabajó con Ramírez Abadía hasta 2001 cuando compró una finca de producción de leche y regreso a trabajar como abogado. A pesar de ello, los líderes del cartel del Norte del Valle lo llamaron nuevamente a sus filas y en 2002 regresó a México, esta vez a Cancún a donde se volvió a reunir con Nacho Coronel para reiniciar los envíos de cargamento de cocaína.
Rosero acordó entregarse al gobierno de Estados Unidos en 2008, porque había escuchado que tenía cargos, pero resultó que no había sido acusado. Luego de su entrega, se declaró culpable de delitos de narcotráfico y lavado de dinero en Miami en 2009.
Fue designado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en la lista OFAC lo que le trajo problemas en Colombia y a nivel de sus cuentas.
Rosero continuará su testimonio el día miércoles.